Dos hombres, dos visiones
(Predicado en la Iglesia Reformada Valle de Gracia el 15 de marzo del 2020; grabación disponible.)
Introducción
Amados hermanos, Hechos 9 nos relata la conversión de Saulo cuando el Cristo resucitado se le apareció en su camino a Damasco. También leemos en Hechos 9 cómo el nuevo apóstol Saulo, el apóstol de los gentiles, predica valientemente el evangelio a los judíos de Damasco y a los judíos de Jerusalén. Otra cosa que empezamos a ver en el capítulo 9 es el ministerio de Pedro entre las iglesias de Judea, Samaria y Galilea. Y ahora en Hechos 10 aprendemos cómo el Señor usa a Pedro para remover cualquier prejuicio o impedimento entre judíos y gentiles y así iniciar con la primera conversión de una persona gentil. El evangelio de Jesucristo por su misma esencia e impulso era un evangelio para todas las naciones, para judíos y gentiles. Y esto es lo que empieza aquí en nuestro pasaje.
Cornelio recibe una visión (10:1-8)
El Dios de la gloria, el Dios del pueblo de Israel es un Dios que no está restringido al pueblo judío. Es el Dios del pueblo judío, sí, pero también el Dios de los gentiles. Por eso vemos ahora que este glorioso Dios actúa en la vida de un gentil llamado Cornelio. Cornelio era un soldado de alto rango en el ejército romano. Era un centurión de la compañía llamada la italiana o itálica. Es decir, estaba a cargo de cien soldados. Cornelio representaba el poder opresor del imperio romano, un imperio pagano e idólatra. Un imperio que no conocía ni respetaba los mandamientos del Dios revelado en el Antiguo Testamento. ¿Podría Dios tener sus escogidos dentro de este imperio malvado y pagano? Los judíos, al menos la mayoría, opinaban que no. Pero la revelación de Dios a lo largo de la historia nos enseña que sí.
Es más, Hechos 10:2 describe a Cornelio de una manera tal que parece ser la descripción de un judío piadoso y devoto de Dios. Cornelio, por la gracia de Dios, es descrito de una manera muy especial. Lucas dice que Cornelio era piadoso y temeroso de Dios con toda su casa. Primero observen que la fe de Cornelio en el Dios verdadero, no era una fe únicamente personal o individual sino una fe colectiva, compartida con toda su familia. Toda su familia era también piadosa y temerosa de Dios. Toda su familia, junto con Cornelio como el padre de familia, hacía muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios siempre.
En esto ya tenemos una tremenda lección acerca de la salvación bíblica: la salvación de Dios como norma llega no solamente a individuos aislados unos de otros, sino a familias enteras. Claro que había excepciones y siempre habrá excepciones, pero la norma es que Dios salva al papá, pero también a la mamá y asimismo extiende su salvación a toda la casa, es decir, a toda la familia. En su pacto establecido con Abraham, Dios trató con Abraham como el representante de toda su familia. Dios no escogió a Abraham pero rechazó a Sara, su mujer. Asimismo, Dios no salva al papá o a la mamá aparte de su familia como si rechazara a los hijos. No, hermanos, la salvación de Dios es dada a los padres y a los hijos juntamente. El carcelero de Filipos es un buen ejemplo de esto que estamos diciendo. El carcelero en Hechos 16:30 preguntó a Pablo y a Silas: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” Y ellos le respondieron: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa”. Y luego en el versículo 32 dice que Pablo y Silas le hablaron la Palabra del Señor a él y a todos los suyos que estaban en su casa.
Bueno, la descripción que Lucas hace de Cornelio en realidad era la descripción y aprobación de Dios mismo acerca de Cornelio, ya que Hechos 10:3-4 nos dice que Cornelio tuvo una visión, es decir, Dios le permitió ver algo que tenía un gran significado para él, para su familia y para el mundo entero. Un ángel de Dios le dijo que sus oraciones y limosnas habían subido para memoria delante de Dios. Es decir, Dios se complacía en la vida y buenas obras de Cornelio. Sí, hermanos, Dios aprobaba la vida de Cornelio. Aquí debemos ser cuidadosos en que no debemos pensar que Cornelio iba a ser salvo por sus obras. No, para nada. Cornelio era un gentil que no conocía al Dios verdadero, pero Dios lo puso en su gracia en Israel donde pudo escuchar, leer y aprender acerca del Dios verdadero. Mediante el conocimiento de la Palabra de Dios, Cornelio y su familia abandonaron los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero. Dios le iba revelando a Cornelio que todo eso era malo y debía dejarlo a un lado. Por la gracia de Dios podía ver y entender un poco la voluntad del Dios verdadero y mediante el Espíritu Santo que operaba en él buscaba vivir una vida de acuerdo a la voluntad de Dios. Dios, entonces, se complacía en la obra que estaba haciendo en la vida de Cornelio. Además, como veremos, Dios le revelaría a Cornelio por medio de Pedro el verdadero y completo camino de salvación.
En la visión vemos una vez más la soberanía de Dios al dar a Cornelio instrucciones específicas para encontrar a Simón, cuyo sobrenombre era Pedro. Le dijo que se hospedaba en casa de Simón curtidor, un judío despreciado por los demás judíos por su trabajo inmundo, pero que había sido salvado también por la gracia de Dios y Pedro decidió quedarse en su casa.
Cornelio rápidamente obedeció al ángel de Dios y llamó a dos de sus criados y a un devoto soldado romano que le asistía. A ellos los envió a Jope a buscar a Pedro. Noten la forma bella en que Lucas describe a Cornelio. La casa de Cornelio en ese tiempo incluía a su familia en la sangre, pero también a sus siervos o esclavos. Pues Cornelio le había compartido lo que sabía del Dios verdadero a sus esclavos también. Su vida de piedad y temor de Dios era tal que incluso un soldado romano era un hombre devoto también, al igual que su jefe. Cornelio, hermanos, compartía con amor la Palabra de Dios con todos los de su familia, e incluso con sus soldados que estaban bajo su cargo. ¡Qué gran ejemplo de compartir el evangelio tenemos en Cornelio!
Pedro recibe una visión (Hechos 10:9-16)
Ahora dirijamos nuestra mirada rápida a Pedro. El Dios soberano da una visión a Cornelio, y ahora da una visión a Pedro. Toda la iniciativa es de Dios, lo cual significa que Dios es un Dios misionero que prepara todo para que el evangelio de su Hijo Jesucristo sea predicado a los gentiles. Nuestro Dios es uno que tiene en su corazón a los gentiles, y usó al pueblo de Israel como un medio para el fin de salvar a los gentiles también. Este es el Dios de amor que tenemos hermanos.
Bueno Pedro estaba orando, cerca de la hora sexta, como al mediodía. Y dice que Pedro tuvo hambre, y mientras esperaba que la comida estuviera lista, le sobrevino un éxtasis, una visión. Noten la forma en que Lucas describe esto, ya que resalta que es Dios soberanamente quien está preparando todo para llevar a cabo la misión mundial de la iglesia. Dios hace tener hambre a Pedro, Pedro quiere comer, y dentro de este contexto Dios le da una visión en la que le iba a enseñar una lección que cambiaría para siempre su vida y la vida de toda la humanidad.
Vio el cielo abierto y un lienzo o sábana que bajaba del cielo, y dentro de esa sábana había toda clase de animales: cuadrúpedos, reptiles y aves del cielo. De toda clase de animales. Y entonces Dios manda a Pedro que matara y comiera. Tres veces se le dio esta orden a Pedro, y es una forma de decir que la orden de Dios era segura, que debía obedecerse y que no debía ponerse en duda. Pero Pedro se rehúsa a obedecer la orden divina porque nunca había comido ninguna cosa común o inmunda. Uno se sentiría tentado a justificar la negativa de Pedro ante el mandato divino. Pero, en realidad, Pedro no tenía justificación ya que el Señor Jesucristo le había enseñado antes a Pedro y a los demás discípulos que todos los animales y alimentos eran hechos limpios por medio de Cristo. En Marcos 7:1-23 aprendemos que Jesús les había enseñado que lo que contamina al hombre no era lo que comían sino lo que sale del hombre, eso contamina al hombre. Marcos en 7:19 pone una nota al final de la declaración de Jesús, diciendo que Jesús enseñaba de esa manera, haciendo limpios todos los alimentos.
Además aunque Jesús no lo hubiera enseñado antes, si Dios mismo estaba mandando a Pedro matar y comer, Pedro tenía que obedecer, pero se negó y fue reprendido tres veces. Dios no iba a cambiar su plan porque Pedro se negara a aceptarlo. La cosa era seria y Dios se apresuraba a hacerla. Le iba a mostrar a Pedro que en Cristo Jesús y por medio de su obra de salvación todas las barreras divisorias entre gentiles y judíos quedaban destruidas, y los gentiles eran hechos limpios por la sangre de Cristo y eran convertidos en recipientes también de la salvación de Dios.
Bueno después de la visión, Pedro estaba perplejo, confundido, todavía no alcanzaba a comprender el significado de la visión. Pero en eso llegaron los hombres enviados por Cornelio para buscar a Pedro. En Hechos 10:19 vemos cómo el Espíritu Santo una vez más interviene soberanamente y revela a Pedro que tres hombres lo buscaban. Esto era para que Pedro, confundido todavía, no dudara en ir con ellos. Dios vencía poco a poco la duda de Pedro, y aprendería que ahora ningún ser humano quedaba fuera de alcance de la salvación de Dios por medio de Cristo. Dios revelaría a Pedro el significado de la visión y pondría en su boca el mensaje oportuno.
Pedro bajó de la azotea y se presentó a aquellos hombres. Pregunta por la causa por la cual lo buscaban. Pedro todavía no comprendía completamente la visión y su significado. Y esos hombres le explicaron que Cornelio, el centurión romano, había recibido instrucciones de un santo ángel de hacer venir a Pedro a su casa para escuchar el mensaje de Pedro para ellos. Pero, ¿cuál mensaje tenía Pedro para ellos si él todavía no entendía bien lo que estaba pasando? Bueno, es aquí donde brilla más la gloria de Dios quien majestuosamente estaba haciendo los preparativos para la misión mundial de la iglesia de predicar el evangelio de Jesucristo a todas las naciones debajo del cielo.
Conclusión Amados hermanos, Dios soberanamente da dos visiones a dos hombres. Un hombre era judío, el otro era gentil, romano en este caso. Dos hombres completamente distintos el uno del otro. Dos hombres que representaban dos culturas, dos poderes, dos religiones, dos opiniones acerca de Dios y del mundo. Pero por la gracia de Dios esos dos hombres llegaron a ser uno solo en Cristo. Las barreras entre judíos y gentiles están por ser derribadas por el poderoso Cristo resucitado. Hemos visto asimismo la gracia de Dios mostrada a un gentil como Cornelio. Un Dios que extiende su salvación a judíos y gentiles. La triple orden de Dios dada a Pedro de matar y comer deja ver que todo esto era serio y Dios estaba listo para empezar por medio de sus apóstoles la misión mundial de la iglesia. Ese es nuestro Dios quien preparó todo para que cada uno de nosotros el día de hoy seamos recipientes por gracia de la salvación de su Hijo Jesucristo. Amén.