Evaluando el premilenialismo 3
CORNELIS P. VENEMA
El regreso de Cristo y el rapto
Ninguna evaluación del premilenialismo dispensacional puede ignorar su enseñanza de un regreso de Cristo en dos fases, la primera de las cuales se conoce comúnmente como el rapto. Esta característica es su aspecto más conocido. Popularizado por libros tan vendidos como La agonía del gran planeta tierra de Hal Lindsey, la película El regreso y las pegatinas para parachoques que advierten a los demás de que en caso de rapto el vehículo se quedará sin conductor y posiblemente sin pasajeros, el dispensacionalismo ha gozado de un gran número de seguidores entre los cristianos conservadores, especialmente en Norteamérica.
El punto de vista que ha predominado en el dispensacionalismo se conoce como arrebatamiento pretribulacional. Como se ha señalado anteriormente, la versión clásica más antigua del dispensacionalismo sostenía que la primera fase del regreso de Cristo, su «venida» o «parusía», precedería a un período de siete años de tribulación, y que la segunda fase del regreso de Cristo, su «manifestación» o «aparición», introduciría el milenio o reino de mil años de Cristo en la tierra. La primera fase, la venida de Cristo, es el rapto[1] de 1 Tesalonicenses 4:17, un acontecimiento que representa la venida de Cristo «por» sus santos en contraste con su posterior regreso (la segunda fase) o venida «con» los santos. Aunque este punto de vista se ha modificado un poco en el dispensacionalismo más reciente, sigue siendo con mucho el punto de vista más popular entre los dispensacionalistas hasta el día de hoy. Los puntos de vista conocidos como midtribulacionismo y posttribulacionismo, como la terminología sugiere, difieren en cuanto al momento del rapto, pero tienen relativamente pocos defensores.[2]
En las notas de la New Scofield Reference Bible, el rapto es visto como un evento que puede ocurrir en cualquier momento.[3] No hay eventos en el calendario bíblico para el futuro que deban ocurrir antes de que la primera fase del regreso de Cristo pueda tener lugar. El regreso de Cristo por sus santos será precedido por la resurrección de todos los santos creyentes. Después de la resurrección de los santos fallecidos, todos los creyentes vivos serán transformados inmediatamente. Todos estos santos, resucitados y transformados, serán entonces arrebatados (raptados) con Cristo ―cuyo regreso a la tierra solo será parcial y con este único propósito― y se reunirán con Él en el aire. Así, la iglesia de Jesucristo será arrebatada de la tierra y llevada al cielo por un período de siete años, las «bodas del Cordero», durante el cual una gran tribulación se abatirá sobre la tierra.
Mientras que la iglesia raptada disfruta de este período de la fiesta de bodas, una serie de acontecimientos se producirán en la tierra. Comenzará un período de tribulación, cuya segunda mitad será un período de «gran tribulación». Esto cumple la profecía de Daniel 9:27. En esta última mitad del período de tribulación, se levantará el Anticristo, la bestia salida del mar, que impondrá grandes crueldades sobre la tierra y pretenderá ser divino. Durante este período de gran tribulación, se salvarán los elegidos de los hijos de Israel y un gran número de gentiles. Al final de este período de gran tribulación se intensificará la oposición al pueblo de Dios. Los reyes de la tierra, los ejércitos de la bestia y el falso profeta unirán sus fuerzas contra el pueblo de Dios. Sin embargo, Cristo regresará con sus santos y destruirá a todos sus enemigos en la batalla de Armagedón. Entonces comenzará el reino milenario, durante el cual Cristo reinará sobre la tierra.[4]
I. El regreso de Cristo no es un acontecimiento en dos fases
Aunque no hemos incluido en este resumen los muchos detalles y variaciones de este punto de vista, éstos deberían ser suficientes para nuestro propósito. Dos preguntas claves deben ser abordadas con respecto al arrebatamiento pretribulacional. Primero, ¿enseña la Biblia que el regreso de Cristo tendrá lugar en dos fases, separadas por un período intermedio de siete años de duración? En segundo lugar, ¿enseña la Biblia que la primera de estas fases será el rapto previsto por el dispensacionalismo?
Hasta cierto punto ya hemos tratado la primera cuestión señalando que el regreso de Cristo es un acontecimiento consumado al final de la era actual, pero algunos de los argumentos ofrecidos a favor de la idea de un regreso de Cristo en dos fases aún no han sido tratados directamente.
En el período anterior del premilenialismo dispensacional, se sugirió que el Nuevo Testamento utiliza los tres términos comunes para el regreso de Cristo ―parousia (presencia, venida), apokalupsis (revelación) y epiphaneia (aparición)― para distinguir las dos fases del regreso de Cristo. El primer término se decía que era aquel utilizado para la venida inicial de Cristo, su venida «por» sus santos en el rapto. El segundo y el tercer término se usaban para la venida de Cristo al final del período de siete años de tribulación, su venida «con» sus santos.
Sin embargo, esta afirmación no resiste el escrutinio. El Nuevo Testamento muestra claramente que parousia y apokalupsis se utilizan indistintamente, al igual que apokalupsis y epiphaneia, para referirse al único regreso de Cristo al final de la era. Por ejemplo, en 1 Tesalonicenses 4:15, el apóstol Pablo utiliza el primer término, parousia, para describir el rapto. Pero en 1 Tesalonicenses 3:13, utiliza el mismo término para describir la «venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos». Según el dispensacionalismo, este último acontecimiento solo se produce en la revelación de Cristo, siete años después del rapto. Del mismo modo, en 2 Tesalonicenses 2:8, el apóstol Pablo utiliza el término parousia para referirse al acontecimiento cuando Cristo destruirá al «hombre de pecado» o Anticristo, un acontecimiento que en el dispensacionalismo se dice que no ocurrirá hasta la revelación al final del período de siete años de tribulación. Lo más inquietante para el argumento dispensacionalista es el hecho de que este pasaje utiliza dos de los tres términos para el regreso de Cristo en estrecha proximidad, como sinónimos, cuando habla de cómo Cristo «destruirá» al hombre de pecado «con el resplandor de su venida».
Además, los términos apokalupsis y epiphaneia se utilizan en las epístolas del apóstol Pablo para lo que los dispensacionalistas considerarían la primera y la segunda fase del regreso de Cristo. En 1 Corintios 1:7, apokalupsis se utiliza para describir lo que se llamaría el rapto, ya que se dice que los creyentes de Corinto están «esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo». Sin embargo, en 2 Tesalonicenses 1:7-8, este término se utiliza para describir lo que los dispensacionalistas considerarían la «manifestación» o «segunda» venida de Cristo. La misma intercambiabilidad es evidente en 1 Timoteo 6:14, donde epiphaneia se utiliza para describir el rapto, y en 2 Timoteo 4:1, donde se refiere a la venida de Cristo como Juez de vivos y muertos.[5] En su uso de estos términos, el Nuevo Testamento no ofrece ningún apoyo a la idea de que este regreso se producirá en dos fases distintas.
Al argumentar a favor de un regreso en dos fases, los dispensacionalistas, además de apelar al uso de los términos, también insisten en que la iglesia no sufrirá la tribulación, incluyendo la gran tribulación que caracterizará el período de siete años entre la venida de Cristo y su revelación. Esta insistencia, sin embargo, no puede sostenerse apelando a las Escrituras del Nuevo Testamento.
En el Sermón del Monte registrado en Mateo 24, Jesús, en respuesta a la pregunta de los discípulos, habla de una gran tribulación que ocurrirá antes de su venida. Esta tribulación será tan severa que será acortada por causa de los elegidos (v. 22). La referencia en este pasaje a los elegidos indica que los creyentes no serán arrebatados antes de la tribulación de aquellos días, sino que la experimentarán ellos mismos. La enseñanza dispensacionalista sostiene que los elegidos en estos versículos solo pueden referirse a los judíos y no a la iglesia, señalando que el término «iglesia» no se utiliza en este capítulo. Se trata de un argumento basado en el silencio, que se ve considerablemente debilitado por el hecho de que los Evangelios rara vez utilizan el término «iglesia».[6] La lectura más evidente de este pasaje es tomarla como una referencia a la tribulación que sobreviene al pueblo de Dios, los elegidos (ya sean judíos o gentiles), antes del regreso de Cristo al final de la era.
También es importante observar que en este mismo pasaje que trata de las «señales de los tiempos», Cristo describe el rapto de una manera que indica que no solo seguirá al período de tribulación, sino que también marcará el final de la era. En Mateo 24:31, leemos la siguiente descripción de lo que ocurrirá después de la tribulación de aquellos días: «Y [el Hijo del Hombre] enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro». Esta descripción es similar al lenguaje utilizado en 1 Tesalonicenses 4: 16-17 para describir los acontecimientos que ocurrirán en el momento del rapto; el descenso del Señor, el sonido de la trompeta, la reunión de los elegidos. Es difícil ver por qué estos pasajes deben ser tomados como descripciones de eventos diferentes, como en el dispensacionalismo, que ve la descripción en Mateo 24 como la segunda fase del regreso de Cristo y, por lo tanto, como un evento distinto del rapto. No es difícil, sin embargo, ver por qué el dispensacionalismo se ve obligado a distinguir estos pasajes: si Mateo 24:31 se refiriera al rapto, entonces eso situaría el rapto después del período de tribulación y no antes.
El mismo tipo de dificultad enfrenta el dispensacionalista cuando se trata de la enseñanza de 2 Tesalonicenses 2, con su descripción del hombre de pecado, que vendrá antes del día del Señor. Según el dispensacionalismo, los eventos de este pasaje ocurrirán durante el período de tribulación, especialmente la gran tribulación, entre el tiempo del rapto y el tiempo de la revelación de Cristo. Sin embargo, esto socavaría el punto de la enseñanza del apóstol Pablo en este pasaje. El punto de este pasaje es advertir a los creyentes en Tesalónica que no se engañen pensando que la venida del Señor ya ha ocurrido (v. 2), porque el hombre de pecado y la gran apostasía deben ocurrir primero. Este pasaje, que está escrito principalmente a los creyentes cristianos gentiles ―y no a los creyentes judíos, como enseñan comúnmente los dispensacionalistas―[7] habla de una serie de acontecimientos que precederán a la venida de Cristo y al día del Señor. Estos acontecimientos incluyen el período de tribulación y el Anticristo que el dispensacionalismo sitúa después del rapto, pero que en este pasaje ocurrirán antes del rapto o de la venida del Señor para conceder alivio a su pueblo o iglesia.
Aunque sería posible explorar estos pasajes más a fondo, debería ser evidente que el problema que enfrenta el dispensacionalismo en este punto es el mismo problema confrontado en nuestra discusión previa del regreso de Cristo como un evento consumador al final de la era. A menos que el lector de la Biblia traiga a muchos de estos pasajes una doctrina preconcebida de dos fases distintas en el regreso de Cristo, hay pocas perspectivas de que tal enseñanza pueda ser descubierta o probada a partir de ellos. La enseñanza bíblica es que Cristo regresará después del período de tribulación para conceder a su iglesia alivio y a sus enemigos destrucción eterna (2Ts 1). Estas consecuencias del regreso de Cristo coinciden y, por lo tanto, no permiten la enseñanza de dos fases distintas en el regreso de Cristo.[8]
II. El rapto de 1 Tesalonicenses 4:13-18
Para completar esta consideración de la teoría del arrebatamiento pretribulacional, tenemos que prestar atención a 1 Tesalonicenses 4:13-18, que es el único pasaje de la Escritura que describe directamente el rapto. Un estudio cuidadoso de este pasaje mostrará, sin embargo, que no enseña el rapto pretribulacional defendido por el dispensacionalismo.
La primera observación que debe hacerse sobre este pasaje es que está dirigido a una cuestión apremiante en la iglesia de Tesalónica. Entre estos creyentes, algunos temían que los santos que se habían «dormido» en Jesús no participaran de la alegría y la bendición que acompañarían a la venida de Cristo. Por esta razón, el apóstol Pablo comienza este pasaje diciendo:
Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en Él. Por lo cual os decimos esto en Palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
Estas palabras indican lo fuertes que eran sus temores y lo mucho que el apóstol quería asegurarles con una respuesta de la misma Palabra del Señor.
Después de reconocer su preocupación de que los santos difuntos pudieran quedar fuera de la alegría de la venida de Cristo, el apóstol pasa a responderla más directamente con un relato del rapto venidero, en el que los creyentes serán arrebatados junto con Cristo en el aire:
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
¿Qué significan estas palabras? Según el dispensacionalismo, enseñan que, en la parusía, o primera venida de Cristo, ocurrirá la primera resurrección, que será una resurrección de todos los santos creyentes, y solo de ellos. Ellos, junto con los santos glorificados que estén vivos en el momento de la venida del Señor, serán raptados o «arrebatados» con el Señor en el aire para regresar con Él al cielo de donde vino. Resucitados y glorificados, estarán entonces con Cristo en el cielo durante el período de siete años de tribulación, al final del cual regresarán con Él para reinar sobre la tierra durante el período de mil años del reino en la tierra (el milenio).[9]
Pero ¿es esto lo que se enseña en este pasaje? Cuatro observaciones sugieren que esta interpretación es un ejemplo clásico de encontrar algo en un texto que no está ahí, sino que se ha importado a él, y posteriormente se extrae de él.
En primer lugar, cuando en el versículo 16 leemos que los muertos en Cristo resucitarán primero, esto se refiere al hecho de que aquellos santos que han dormido en Jesús serán resucitados antes de que los santos vivos sean arrebatados con ellos y con el Señor en su venida. En otras palabras, gozarán de un privilegio ―ser resucitados primero― que no se concede a los que estén vivos en la venida de Cristo. La enseñanza dispensacionalista de que esta es la primera resurrección, la resurrección de los santos creyentes en el momento del rapto, en distinción de la segunda resurrección, la resurrección de los incrédulos al final del milenio más de mil años después, no se encuentra en el texto, ni es el punto del uso del apóstol del término «primero».
En segundo lugar, este pasaje habla de que todos los creyentes serán arrebatados juntos para encontrarse con el Señor en el aire. Los dispensacionalistas sostienen que esto se refiere a una reunión en el aire que conduce a un retorno de Cristo y todos los santos con Él al cielo de donde vino. De regreso al cielo, el Señor Jesús y sus santos permanecerán allí durante siete años. Pero nada de esto se afirma en el texto. El texto en realidad habla de un ser arrebatados juntos en el aire «a una reunión» entre el Señor y los santos resucitados y los santos restantes que estaban vivos en su venida.[10] La palabra usada en este texto para «reunión» típicamente significa una reunión entre un dignatario visitante y representantes de la ciudad o pueblo que se visita.[11] Esta palabra se utiliza dos veces en el Nuevo Testamento (Hch 28:15, Mt 25:6), y en ambos casos se refiere a una reunión que tiene lugar antes de que las partes regresen al lugar visitado. El significado y uso de este término sugiere que, en el caso del rapto, los santos que se reúnan con el Señor en el aire volverán con Él, no al cielo, sino a la tierra a la que viene en su parusía.
En tercer lugar, se dice que el resultado de este arrebatamiento, o de ser arrebatados con el Señor en el aire, es la bienaventuranza de estar siempre con el Señor. Este lenguaje se ajusta mejor a la circunstancia del estado final en el que los creyentes, ahora resucitados y glorificados, morarán para siempre en la comunión más íntima e ininterrumpida con el Señor Jesucristo. Estar siempre con el Señor no debe limitarse a un período de siete años en el cielo o incluso mil años sobre la tierra. Más bien, la lectura más sencilla de este pasaje es tomarlo como una descripción del estado final.
Y cuarto, varias características de la descripción de este rapto no encajan bien con la posición dispensacionalista. La venida del Señor, tal como se describe en estos versículos, es un acontecimiento visible y público, señalado por el descenso de Cristo del cielo «con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios». Sin embargo, en el dispensacionalismo, se dice que el primer regreso de Cristo es un rapto secreto, en el que los creyentes serán arrebatados repentinamente sin previo aviso. Esta enseñanza se basa en parte en una apelación a Mateo 24:40-41 que se ve como una descripción paralela del rapto, aunque ya hemos señalado que ese pasaje no enseña un rapto pretribulacional. Pero la descripción en 1 Tesalonicenses 4:16-18 corresponde a las descripciones de la revelación de Cristo desde el cielo al final de la era en otros pasajes (cf. 1Co 15:23-24; 2Ts 2:8). Estos pasajes hablan del regreso de Cristo como un acontecimiento público que pondrá fin al actual periodo de la historia.
Por lo tanto, la enseñanza de un rapto pretribulacional como se entiende dentro del marco del dispensacionalismo no se basa en la enseñanza de ningún pasaje bíblico. Tampoco es una enseñanza que pueda resistir un escrutinio cuidadoso, particularmente cuando se compara con la enseñanza general de las Escrituras respecto al regreso de Cristo al final de la era. La Biblia no enseña ni que los creyentes estarán exentos de la tribulación presente o futura al final de la era presente, ni que el rapto será el evento descrito por el dispensacionalismo. El único pasaje que habla del acontecimiento comúnmente conocido como el rapto apenas apoya el punto de vista que goza de tanta popularidad entre los dispensacionalistas.
[1] El término «rapto» procede de la traducción latina de la Vulgata, que utiliza rapiemur (raptus) para traducir la expresión «arrebatado».
[2] Véase Millard J. Erickson, Basic Eschatology (Grand Rapids: Baker, 1998), pp. 125-181.
[3] The New Scofield Reference Bible, notas sobre Lucas 21:27, 2 Tesalonicenses 2:3, Tito 2:11, Apocalipsis 19:19. Véase Lewis Sperry Chafer, Systematic Theology (Dallas: Dallas Seminary Press, 1948), 4: pp. 367-8; y J. Dwight Pentecost, Things to Come (Findlay, Ohio: Dunham, 1958), pp. 202-4.
[4] The New Scofield Reference Bible, notas sobre Daniel 9:24, Apocalipsis 7:14, 11:2, 19:19.
[5] Algunos dispensacionalistas también sostienen que debe trazarse una distinción tajante entre la «parusía» y el «día del Señor», es decir, la revelación de Cristo después del período de siete años de tribulación. Para una expresión moderada de esta distinción, véase The New Scofield Reference Bible, notas sobre 2 Pedro 3:10 y Apocalipsis 19:19. Sin embargo, en 2 Tesalonicenses 2:1-2, estas expresiones se utilizan para describir el mismo evento: «Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca». Para una evaluación más completa de la enseñanza del dispensacionalismo de un regreso de Cristo en dos fases, véase George E. Ladd, The Blessed Hope (Grand Rapids: Eerdmans, 1956); y Robert H. Gundry, The Church and the Tribulation (Grand Rapids: Zondervan, 1973).
[6] En los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, la palabra «iglesia» solo se utiliza en tres lugares (una vez en Mt 16:18, dos veces en 18:17). También hay que señalar que la referencia inmediata de estos versículos de Mateo 24 es la tribulación experimentada en el momento de la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 d.C. Aunque he argumentado anteriormente que la referencia secundaria y más remota de estos versículos es a un período de tribulación que precede al regreso de Cristo al final de la era (de la que esta tribulación anterior es un antitipo), la referencia obvia a la destrucción de Jerusalén en estos versículos milita fuertemente contra el punto de vista dispensacionalista.
[7] The New Scofield Reference Bible, nota sobre 2 Tesalonicenses 2:3.
[8] Es instructivo observar que dos pasajes del libro de Apocalipsis (2:22; 7:9-17) se refieren a la «gran tribulación» en referencia a circunstancias que, desde el punto de vista del presente, se encuentran en el pasado. Estos pasajes ilustran cómo la restricción dispensacionalista de la tribulación, especialmente la gran tribulación, al período de siete años entre la primera y la segunda fase del regreso de Cristo, no se ajusta al patrón bíblico de enseñanza con respecto al futuro
[9] The New Scofield Reference Bible, notas sobre 1 Tesalonicenses 4:17 y Apocalipsis 19:19.
[10] Las palabras expresadas en la mayoría de las traducciones, «reunirse», en realidad traducen dos palabras griegas, eis apanteesin, literalmente, «a la reunión».
[11] Véase E. Peterson, apanteesis, Theological Dictionary of the New Testamen, ed. Gerhard Kittel, trad. cast. Gerhard Kittel, trad. Geoffrey W. Bromiley (Grand Rapids: Eerdmans, 1964), I: pp. 380-81.
Nota del Traductor: Todas las citas bíblicas son de la versión RVR60.