Entendiendo la «Visión Federal»
Alan D. Strange
El movimiento que ha llegado a conocerse como la «Visión Federal» llamó la atención de muchos en los círculos presbiterianos y reformados después de una conferencia de pastores en la Iglesia Presbiteriana de Auburn Avenue (PCA) en Monroe, Louisiana, en enero de 2002. La palabra federal significa «pactual». Los defensores de la Visión Federal buscan revitalizar y desarrollar las doctrinas del pacto y de la iglesia.
Hay algunas preocupaciones legítimas que la Visión Federal ha planteado, especialmente en nuestro contexto eclesiástico actual. Siendo afligidos como estamos, en este país, por una mala opinión de la iglesia, los defensores de la Visión Federal tocan acordes significativos en apoyo de una opinión superior de los medios de gracia y de la iglesia visible. Evitan una visión de la iglesia que enfatizaría lo invisible a expensas de lo visible y que exaltaría lo individual y lo subjetivo por encima de lo corporativo y lo objetivo. Observan correctamente que gran parte de la iglesia está afligida por una mala opinión de los medios de gracia (especialmente la predicación y los sacramentos), la obligación de vivir vidas santas y la inseparabilidad de la justificación y la santificación. La solución a estos problemas, sin embargo, radica en la fe reformada histórica en su mejor expresión. Si bien incluso las iglesias reformadas y presbiterianas pueden sufrir de lo que aqueja al cuerpo más amplio de iglesias evangélicas, lo hacen no por su teología, sino a pesar de ella.
El problema con la Visión Federal es su tendencia a reaccionar exageradamente a los problemas en el evangelicalismo más amplio y en ciertos círculos reformados. Por ejemplo, el subjetivismo es rechazado abrazando un objetivismo exagerado. Los proponentes de todo el programa de la Visión Federal rutinariamente buscan una solución teológica para los problemas que deben abordarse pastoralmente. Parece pensarse que los problemas deben reflejar deficiencias en la teología reformada, cuando en realidad reflejan deficiencias en la práctica reformada. No hay nada malo con nuestra teología, excepto que no cumplimos con ella. Nuestros estándares no son deficientes; más bien, nuestro comportamiento sí lo es. Con demasiada frecuencia fallamos en ser en la práctica lo que realmente somos en Cristo. La solución a vidas que no son lo que deberían ser no es la reformulación teológica, como afirmarían los defensores de la Visión Federal, sino la vida fiel dentro de nuestro sistema teológico ya bien desarrollado. Es la mejor expresión de las Escrituras que la iglesia, por la guía y la gracia de Dios, ha desarrollado hasta ahora.
Veinte errores que son sostenidos por uno o más defensores de la Visión Federal se enumeran en la conclusión del informe del Comité de la OPC para estudiar la Doctrina de la Justificación:
- Contraponer la Escritura y la Confesión.
- Considerar la empresa de la teología sistemática como inherentemente racionalista.
- Un mono-pactualismo que ve un pacto, originado en la comunión intra-trinitaria, al que el hombre es invitado, aplanando así el concepto de pacto y negando la distinción entre el pacto de obras y el pacto de gracia.
- La elección como principalmente corporativa y eclipsada por el pacto.
- Ver el pacto como condicional solamente.
- Una negación del pacto de obras y del hecho de que Adán estaba en una relación con Dios que era legal y filial.
- Una negación de un pacto de gracia distinto del pacto de obras.
- Una negación de que la ley dada en el Edén es la misma que la publicada de una manera más completa en el Monte Sinaí y que requiere obediencia perfecta.
- Ver la justicia como relacional, no moral.
- Un fracaso en aclarar la diferencia entre nuestra fe y la de Cristo.
- Una negación de la imputación de la obediencia activa de Cristo en nuestra justificación.
- Definir la justificación exclusivamente como el perdón de los pecados.
- La reducción de la justificación a la inclusión gentil.
- Incluir las obras (mediante el uso de «fidelidad», «obediencia», etc.) en la definición misma de fe.
- No afirmar una perseverancia infalible y la indefectibilidad de la gracia.
- Enseñar la regeneración bautismal.
- Negar la validez del concepto de la iglesia invisible.
- Una eficacia sacramental excesivamente objetivada que minimiza la necesidad de la fe y que tiende hacia una visión ex opere operato [automáticamente efectiva] de los sacramentos.
- Enseñanza de la paedocomunión.
- Una eclesiología que eclipsa y se traga la soteriología.
Algunos de estos puntos, sin duda, merecen mayor elaboración que otros. La doctrina de la justificación es de hecho, como escribió Juan Calvino, «la bisagra sobre la cual gira la religión». Como tal, es de suma importancia que entendamos bien esta doctrina. Esta fue la doctrina central de los reformadores sobre todas las demás: si no entendieron bien esta doctrina, entonces no hicieron nada bien, y la Reforma fue un error o algo peor. El compromiso de la OPC de entender el evangelio correctamente, que en este caso significa proclamar fielmente la doctrina bíblica de la justificación, es lo que llevó a la creación del comité de estudio.
Por lo tanto, lo que la Visión Federal enseña acerca de la justificación es de la mayor preocupación. Muchos de los puntos enumerados anteriormente tratan directamente con lo que la Visión Federal enseña acerca de la justificación en contra de las Escrituras y los estándares de Westminster. Específicamente, la Confesión de Westminster enseña que Dios es justo, requiere que seamos justos, condena al Adán caído y a su descendencia por su injusticia, establece la justicia por la obra de Cristo y nos considera justos debido a la imputación de la justicia de Cristo. Sin duda, hay quienes se identifican con la Visión Federal pero no estarían en desacuerdo con esto. Sin embargo, es innegable que hay defensores de la Visión Federal cuyas enseñanzas socavan la histórica doctrina reformada de la justificación tal como se establece en nuestros estándares secundarios.
La teología histórica reformada también ha entendido que su doctrina de la justificación implica un bendito sentido de seguridad por parte de los creyentes y garantiza su perseverancia hasta el fin. Si la fe se vuelve a concebir como fidelidad, o se piensa que la incluye en su definición básica, como lo es para muchos que promueven la Visión Federal, entonces la seguridad, tal como se concibe en las Escrituras y los estándares de Westminster, también debe ser modificada.
Es interesante que muchos de los hombres que promueven la Visión Federal lo hagan con la intención expresa de abordar el problema de la seguridad. El argumento de estos escritores de la Visión Federal es que muchos miembros de la iglesia reformada y presbiteriana sufren de una falta de seguridad que se deriva de un autoexamen mórbidamente introspectivo. La razón, dicen los hombres de la Visión Federal, por la que algunos cristianos se involucran rutinariamente en un autoexamen tan improductivo es que su visión de la fe es demasiado subjetiva.
La cura para tal opinión ensimismada, según los defensores de la Visión Federal, es una dosis saludable de objetivismo pactual, en el que se dice que el bautismo regenera, la Cena del Señor se da a todos los bautizados (aparte de una profesión de fe), y la elección debe leerse a través del pacto, para evitar dudas molestas sobre si uno es o no elegido. Si tal objetivismo pactual pudiera ser entendido y aceptado apropiadamente, así va el pensamiento de la Visión Federal, uno sería alejado de sí mismo y dirigido a todas las verdades gloriosas y objetivas, y sería alentado y asegurado por ellas. Sin duda, la introspección excesiva no es saludable, y uno debería, como se dice que Horatius Bonar instó, mirar diez veces a Cristo por cada mirada a uno mismo.
Pero a pesar del objetivismo de la Visión Federal, a menos que uno crea que los sacramentos salvan aparte de la fe (y ni un solo defensor de la Visión Federal cree eso), la seguridad siempre será un problema cuando la fe se redefine como fidelidad u obediencia, porque cada alma honesta y sensible tendrá preguntas sobre si ha sido lo suficientemente obediente. Mirar a la propia fidelidad (y preguntarse acerca de la fidelidad futura de uno) no es el diseño para aumentar la seguridad. La Visión Federal a este respecto no es capaz de resolver los problemas que aborda, sino que, en cambio, podría decirse que agrava los problemas.
Los defensores de la Visión Federal piensan que se está haciendo demasiado alboroto sobre la Visión Federal. Dado el mal estado de la iglesia (y de la sociedad en general), dicen, nos corresponde a nosotros, que de otra manera tenemos tanto en común, no atacarnos unos a otros por diferencias menores. Más bien, debemos tratar de trabajar más juntos y trabajar más duro para superar estas diferencias. Hay mucha sabiduría en esto, si es que realmente estamos hablando de asuntos menores. Pero el comité de estudio no consideró que los asuntos tratados en su informe fueran menores. El movimiento de la Visión Federal necesita entender mejor la fe reformada en todas sus texturas y dinámicas antes de instar a cambios que no ayuden, sino que en realidad socaven, la fe que confesamos, apreciamos y buscamos propagar.
El autor, un ministro de la OPC, enseña en el Seminario Reformado Mid-America. Reimpreso de New Horizons, febrero de 2007.