Diez cosas que debes saber sobre la ética cristiana
Wayne Grudem
Traductor: Valentín Alpuche
1. La ética cristiana nos enseña a vivir.
La ética cristiana pregunta qué nos enseña toda la Biblia acerca de qué actos, actitudes y rasgos de carácter personal reciben la aprobación de Dios y cuáles no.
Esto significa que la ética cristiana nos enseña cómo vivir. Es importante estudiar la ética cristiana para que podamos conocer mejor la voluntad de Dios y para que cada día podamos andar «como es digno del Señor, agradándole en todo» (Colosenses 1:10).
2. La base última de la ética cristiana es el carácter moral de Dios.
Dios se deleita en su propio carácter moral, que es supremamente bueno, inmutable y eterno. Sus normas morales para los seres humanos fluyen de su carácter moral y, por lo tanto, se aplican a todas las personas en todas las culturas durante toda la historia (aunque la Biblia también contiene muchos mandamientos temporales destinados solo a personas específicas en un momento específico).
Dios es amor, por eso nos manda amar (1 Juan 4:19). Él es santo y nos manda a ser santos (1 Pedro 1:15). Él es misericordioso y nos manda a ser misericordiosos (Lucas 6:36). Él es veraz y nos manda que no demos falso testimonio (Tito 1:2; Éxodo 20:16). El carácter moral de Dios y el hecho histórico de que nos ha dado mandamientos morales proporcionan la base para una respuesta cristiana a la pregunta de cómo podemos pasar de declaraciones «esto es así» a declaraciones «esto debería ser así» en ética.
3. La ética cristiana se basa en la Biblia.
Uno de los propósitos de la Biblia es enseñarnos cómo vivir una vida que agrade a Dios (Colosenses 1:9-10; 1 Tesalonicenses 4:1; 2 Timoteo 3:17). Debido a que es la Palabra de Dios, la Biblia es una autoridad más alta en ética que la tradición, la razón, la experiencia, los resultados esperados o las percepciones subjetivas de guía. Si bien estos otros factores nunca pueden anular la enseñanza de las Escrituras, aún pueden ser útiles para que tomemos una decisión sabia.
4. La ética cristiana es esencial para la proclamación del Evangelio.
Algunos oradores cristianos hoy en día minimizan u omiten cualquier llamado a los incrédulos para que se arrepientan de sus pecados, pero el evangelismo en el Nuevo Testamento claramente incluía un llamado al arrepentimiento. Justo antes de regresar al cielo, Jesús les dijo a sus discípulos «que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén» (Lucas 24:47). De manera similar, Pablo proclamó la necesidad del arrepentimiento a los filósofos griegos paganos en Atenas, advirtiéndoles que el juicio final se acercaba: «Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos» (Hechos 17:30-31; ver también Hechos 2:38; 3:19; 5:31; 11:18; Hebreos 6:1). El «arrepentimiento» en el Nuevo Testamento no es simplemente un «cambio de mente», sino que incluye tanto el dolor por los pecados de uno como una sincera resolución interior de alejarse del pecado y volverse a Cristo con fe (Hebreos 6:1; Hechos 16:31).
Pero ¿cómo pueden los incrédulos arrepentirse de sus pecados si ni siquiera saben cuáles son las normas morales de Dios? No creo que un avivamiento extendido llegue a ninguna nación aparte de un arrepentimiento extendido y sincero por el pecado. Por lo tanto, la proclamación del evangelio hoy debe incluir un elemento de enseñanza acerca de las normas morales de Dios, lo que significa enseñar acerca de la ética cristiana.
5. La ética cristiana nos enseña a vivir para la gloria de Dios.
El objetivo de la ética es llevar una vida que glorifique a Dios («hacedlo todo para la gloria de Dios», 1 Corintios 10:31). Tal vida tendrá (1) un carácter que glorifique a Dios (un carácter semejante al de Cristo), (2) resultados que glorifiquen a Dios (una vida que produzca frutos abundantes para el reino de Dios) y (3) un comportamiento que glorifique a Dios (una vida de obediencia a Dios, vivida en una relación personal con Dios).
Aunque somos justificados solo por la fe en Cristo y no por las obras, las extensas enseñanzas del Nuevo Testamento sobre cómo vivir la vida cristiana muestran que nuestra obediencia diaria como cristianos justificados es una parte importante de la vida cristiana. Entender correctamente la obediencia requiere que evitemos los errores opuestos del legalismo y el antinomianismo.
6. Obedecer a Dios trae numerosas bendiciones a nuestra vida diaria.
El Nuevo Testamento enseña por lo menos diecisiete tipos específicos de bendiciones que recibimos en relación con vivir en obediencia a los mandamientos de Dios en las Escrituras. Estas bendiciones incluyen el gozo de una comunión más profunda con Dios (Juan 15:10); el gozo de agradar a Dios (2 Corintios 5:9; Colosenses 1:10); el gozo de convertirse en un vaso para «uso honroso» de Dios (2 Timoteo 2:20-21); el gozo de ser un testigo eficaz para los incrédulos (1 Pedro 2:12; 3:1); el gozo de una mayor respuesta a nuestras oraciones (1 Pedro 3:10-12; Santiago 5:16; 1 Juan 3:21-22); el gozo de una comunión más estrecha con otros cristianos (1 Juan 1:7); el gozo de una conciencia limpia (1 Timoteo 1:5, 19); y varias otras bendiciones.
Dios quiso que la obediencia a Él no fuera gravosa (1 Juan 5:3), sino que nos trajera gran gozo. Por esta razón, cuando los cristianos no estamos «conformados a este siglo (mundo)» descubrimos que seguir la voluntad de Dios es un camino de vida que es para nosotros «bueno, agradable y perfecto» (Romanos 12:2).
7. El pecado deliberado trae varias consecuencias dañinas a nuestra vida diaria.
No es muy popular hablar del pecado hoy en día, pero es un gran tema en la Biblia. La búsqueda de la palabra «pecado» (y otras palabras con la misma raíz, como «pecados» o «pecador») muestra que aparece 440 veces solo en el Nuevo Testamento. Y mi copia de la Biblia en la English Standard Version (ESV) tiene 235 páginas en el Nuevo Testamento. Esto significa que el tema del pecado se menciona de una manera u otra, en promedio, casi dos veces por página a lo largo de todo el Nuevo Testamento. Descuidaríamos un tema tan importante bajo nuestro propio riesgo.
El Nuevo Testamento menciona varias consecuencias dañinas que provienen del pecado deliberado en la vida de un cristiano. Estas consecuencias incluyen una interrupción de nuestra comunión diaria con Dios (Efesios 4:30; 1 Jn 3,21), la conciencia del desagrado paternal de Dios y la posible experiencia de su disciplina paterna (1 Corintios 11,30; Hebreos 12:5-11; véanse también Efesios 4:30; Apocalipsis 3:19) y una pérdida de productividad en nuestros ministerios y en nuestras vidas cristianas (Juan 15:4-5).
Los cristianos deben orar diariamente por el perdón de los pecados (Mateo 6:12; 1 Juan 1:9), no para obtener justificación una y otra vez, sino para restaurar nuestra comunión personal con Dios que ha sido obstaculizada por el pecado.
8. La ética cristiana nos enseña a considerar cuatro dimensiones de cualquier acción y nueve posibles fuentes de información.
La ética cristiana no se ocupa solamente de nuestras acciones correctas e incorrectas. Somos personas complejas y la vida misma es compleja. Por lo tanto, al estudiar la ética cristiana, Dios quiere que consideremos no solo (1) la acción en sí, sino también (2) las actitudes de una persona sobre la acción, (3) los motivos de la persona para hacer la acción, y (4) los resultados de la acción.
Al tratar de conocer la voluntad de Dios, a veces debemos tomar una decisión al instante, sin tiempo para meditar en la situación (véase el relato de José en Génesis 39:12). Pero en otras ocasiones, somos capaces de reflexionar sobre una decisión detenidamente. Cuando tenemos más tiempo para meditar en una decisión, podemos considerar hasta nueve posibles fuentes de información y guía: (1) la Biblia, (2) el conocimiento de los hechos de la situación, (3) el conocimiento de nosotros mismos, (4) el consejo de los demás, (5) las circunstancias cambiadas, (6) nuestras conciencias, (7) nuestros corazones, (8) nuestros espíritus humanos y (9) la guía del Espíritu Santo. Necesitamos la sabiduría de Dios para evaluar estos factores correctamente al tomar una decisión.
9. Nunca debemos pensar que Dios quiere que escojamos un «pecado menor».
Aunque varios libros de ética evangélica afirman que, de vez en cuando, nos enfrentamos a situaciones de «conflicto moral imposible» en las que todas nuestras decisiones son pecaminosas y simplemente debemos elegir cometer el «pecado menor», esta idea no se enseña en las Escrituras. Se contradice tanto con la vida de Cristo, «que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado» (Hebreos 4:15), como por la promesa de 1 Corintios 10:13, que dice que Dios siempre proveerá una «salida».
El punto de vista del «conflicto moral imposible» se convierte fácilmente en una pendiente resbaladiza que, en la práctica, anima a los cristianos a pecar cada vez más.
10. El uso del Antiguo Testamento como guía ética requiere una comprensión de la historia de la redención.
Muchos cristianos han leído el Antiguo Testamento y se han preguntado cómo debemos entender las leyes detalladas que Dios dio al pueblo de Israel bajo el liderazgo de Moisés. Esto requiere una comprensión de la «historia de la redención», es decir, el progreso general de la historia principal de la Biblia.
El pacto mosaico, que comenzó en Éxodo 20, terminó cuando Cristo murió. Los cristianos ya no están directamente sujetos a las leyes del pacto mosaico, sino que ahora viven bajo las disposiciones del nuevo pacto. Sin embargo, el Antiguo Testamento sigue siendo una valiosa fuente de sabiduría ética cuando se entiende de acuerdo con las formas en que los autores del Nuevo Testamento usan el Antiguo Testamento para la enseñanza ética y a la luz de los cambios provocados por el nuevo pacto. Los autores del Nuevo Testamento reafirman explícitamente todas las normas morales que se encuentran en los Diez Mandamientos, excepto que no reafirman la observancia del Sabbat como un requisito para los cristianos del nuevo pacto.
Entender el desarrollo progresivo de la Biblia desde el antiguo pacto (bajo Moisés) hasta el nuevo pacto (inaugurado por Cristo) es especialmente importante cuando se reflexiona en la enseñanza de la Biblia con respecto al gobierno civil hoy en día. Es importante recordar que las sabias leyes de Dios sobre crímenes y castigos que dio al gobierno civil de Israel como nación en ese entonces son en muchos sentidos diferentes de los sabios propósitos de Dios para los gobiernos civiles de las naciones seculares ahora.