Diez maneras de soportar la adversidad y las dificultades como cristiano
10 maneras de soportar la adversidad y las dificultades como cristiano
Thomas Boston
Extraído de su libro The Crook in the Lot
Traductor: Martín Bobadilla
- Reconoce la soberanía de Dios: Reconoce que Dios tiene el control de todos los aspectos de tu vida, incluidas tus pruebas y tribulaciones. Nada ocurre por casualidad, todo forma parte de su plan divino. Confía en su sabiduría y soberanía, sabiendo que Él tiene un propósito para tu sufrimiento (Ec 7:13).
2. Adopta la humildad: La humildad es esencial para soportar las dificultades. Un espíritu humilde te permite aceptar tus circunstancias sin resentimiento ni rebeldía. La verdadera humildad se consigue sometiéndote a la voluntad de Dios, reconociendo tu propia indignidad y confiando plenamente en su gracia (Sal 10:17). La humildad no es sólo un comportamiento exterior, sino una condición interior del corazón. Implica reconocer nuestra posición ante Dios, reconocer que Él es el Creador y Soberano, mientras que nosotros somos su creación, dependientes por completo de su misericordia y gracia. Esta perspectiva transforma nuestro enfoque de las pruebas de la vida, permitiéndonos verlas a través de la lente de la voluntad y el propósito soberanos de Dios. Acepta que los caminos de Dios son más elevados que los nuestros y que sus planes para nosotros, aunque a veces inescrutables, son en última instancia para nuestro bien y su gloria. En tiempos difíciles, esto significa abstenerse de cuestionar su bondad o dudar de su sabiduría. En lugar de ello, nos hacemos eco de los sentimientos de Job, quien, a pesar del profundo sufrimiento, reconoció: «Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito» (Job 1:21). La verdadera humildad implica una profunda conciencia de nuestra propia pecaminosidad e indignidad ante Dios. Este reconocimiento despoja cualquier sentimiento de derecho que podamos sentir, sustituyéndolo por la gratitud por causa de la misericordia de Dios. Cuando comprendemos que no merecemos más que el juicio, toda bendición, e incluso toda prueba, se percibe como un don de un Dios justo y misericordioso. Esta mentalidad nos ayuda a soportar la adversidad sin resentimiento. Nos damos cuenta de que nuestras dificultades no son castigos, sino instrumentos de la gracia refinadora de Dios. La oración de David lo capta bien: «Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí» (Sal 40:17). Un espíritu humilde produce ricos frutos en la vida de un creyente. Aporta paz en medio de las pruebas, pues confiamos en el control soberano de Dios. Fomenta la paciencia, al esperar su tiempo. Cultiva la gratitud, pues reconocemos sus bendiciones incluso en la adversidad. Y fortalece nuestro testimonio, cuando los demás ven en nosotros la tranquila confianza y la alegría que provienen de descansar en la gracia de Dios.
3. Sométete a la voluntad de Dios: Acepta que el tiempo y los métodos de Dios son perfectos, incluso cuando parecen oscuros. La paciencia y la sumisión a la voluntad de Dios son cruciales. Comprende que cada prueba tiene su tiempo señalado, y Dios no retrasará la elevación de los humildes más allá del tiempo debido (Hab 2:3).
4. Busca la gracia de Dios: Ora fervientemente para obtener la gracia de soportar tus pruebas. El ejemplo de Pablo, que oró pidiendo alivio para su espina en la carne, nos enseña que la gracia de Dios es suficiente para cualquier prueba. Su poder se perfecciona en nuestra debilidad, permitiéndonos soportar incluso las cargas más pesadas (2Co 12:8-9).
5. Mantén una perspectiva celestial: Mantén tu atención en la gloria eterna que te aguarda. Nuestros sufrimientos actuales son temporales y ligeros comparados con el peso eterno de gloria que recibiremos. Esta perspectiva ayuda a equilibrar las dificultades de la vida y proporciona esperanza y ánimo (2Co 4:17-18).
6. Aprende de las Escrituras y de los santos: Fíjate en los ejemplos de figuras bíblicas que soportaron grandes pruebas y finalmente fueron levantados por Dios. Abraham, José, Job, David y Pablo son ejemplos de personas que se enfrentaron a grandes dificultades, pero que al final fueron bendecidas. Sus historias nos animan y nos enseñan la importancia de la perseverancia y la fe (Stg 5:11).
7. Utiliza la intercesión de Cristo: Apóyate en la intercesión de Cristo. Jesús, nuestro sumo sacerdote, intercede en nuestro favor, asegurándose de que nuestras oraciones sean escuchadas y atendidas. Su compasión por nuestros sufrimientos y su perfecta intercesión nos proporcionan consuelo y la seguridad de que seremos levantados a su debido tiempo (Ro 8:26).
8. Resiste con paciencia y fortaleza: Soporta tus pruebas con paciencia, sin quejarte ni desanimarte. Boston anima a los cristianos a mostrar fortaleza, comprendiendo que la impaciencia sólo aumenta el dolor de las pruebas. Un espíritu firme te ayudará a aguantar hasta el momento señalado por Dios para el alivio (Stg 5:7).
9. Saca provecho de las pruebas: Procura obtener beneficios espirituales de tus dificultades. Las pruebas están destinadas a purificar y fortalecer tu fe, conduciendo al crecimiento espiritual. Compara tus pruebas con una medicina espiritual que, aunque desagradable, produce curación y crecimiento. Utiliza tus adversidades para acercarte más a Dios y crecer en virtudes como la fe, el amor y la humildad (Heb 12:11).
10. Prepárate para el cielo: Considera tu vida como un tiempo de preparación para el cielo. Las pruebas y las circunstancias humillantes a las que te enfrentas son la forma que tiene Dios de prepararte para la gloria eterna. Acepta tus dificultades como oportunidades para perfeccionarte y prepararte para la herencia que te espera con los santos en la luz (Col 1:12).
Adhiriéndose a estos principios, los cristianos pueden soportar la adversidad y las dificultades con un espíritu de humildad, paciencia y fe, lo que en última instancia conduce a una relación más profunda con Dios y a la preparación para la gloria eterna.