La Cruz de Cristo
R. C. Sproul
Traductor: Juan Flavio de Sousa
Parte I: La necesidad de una expiación
- Tres puntos de vista sobre la expiación de Cristo
1. Falso: Era innecesaria.
Dios no requería ninguna compensación por el pecado para poder perdonar al pecador
2. Falso: Era hipotéticamente necesaria
Dios podría habernos redimido por un sinfín de medios, pero eligió la cruz
3. Verdadero: Era absolutamente necesaria
Se entienden dos cosas: Existe un Dios santo, y el pecado es una ofensa ante ese Dios.
«Es bastante evidente, sin embargo, que la expiación era necesaria en vista de la justicia de Dios. Ésta fue violentada por la transgresión del hombre y, por lo tanto, naturalmente exigía compensación. La justicia y la santidad de Dios, que no pueden tolerar el pecado, ciertamente no pueden pasar por alto un desafío abierto a Su infinita majestad. Dios aborrece el pecado con un aborrecimiento divino, y todo Su ser reacciona contra él (Gn 18:25; Ex 20:5, 23:7; Sal 5:6,7; Nah 1:2; Ro 1:18,32). Además, la veracidad de Dios exigía que se ejecutara la sentencia que Él había pronunciado sobre el pecado (Ez 18:4; Ro 6:23)». – Manual of Christian Doctrine, por Louis Berkhof.
- El primer motor/impulsor
Dios quiso salvar a los pecadores mediante una expiación sustitutoria. Algunos consideran que Cristo aplacó la ira de Dios, pero no hubo división de pensamiento dentro de la Trinidad.
Parte II: El Drama de la redención
- Tres puntos de vista sobre el pecado del hombre
1. Una deuda
La humanidad tiene una deuda con Dios Padre, que actúa como acreedor. Jesucristo se convierte en nuestro fiador.
- Dios, como Autor, tiene derecho a especificar obligaciones (por ejemplo, «Sed santos»).
- Asumimos la responsabilidad de cumplir con esas obligaciones.
- Cuando fallamos nuestras deudas son infinitas porque Él es infinito.
2. Una expresión de enemistad (hostilidad vs. amor)
La humanidad está en enemistad con Dios. Él es la parte ofendida, y Jesucristo actúa como Mediador.
- Somos enemigos y odiamos a Dios, desafiamos abiertamente su infinita majestad. Seguimos a nuestro padre, el diablo.
- Dios es la parte perjudicada. Nosotros hemos roto la relación, no Él. Él nunca nos ha violentado, ni actuado mal con nosotros. Dios está «muy disgustado».
3. Un crimen contra la ley de Dios
La humanidad ha cometido un crimen contra Dios. Dios es nuestro Gobernador y Juez, y Cristo se convierte en Sacerdote y Víctima.
- Hemos transgredido la ley de Dios.
- Dios es el Juez. Se nos juzga usando Su santidad como norma.
- Dios odia el pecado
«Ni todas las copas del juicio que se han derramado o se derramarán sobre el mundo impío, ni el horno de fuego de la conciencia del pecador, ni la sentencia irreversible pronunciada contra los demonios rebeldes, ni los gemidos de las criaturas condenadas dan tal demostración del odio de Dios al pecado, como la ira de Dios desatada sobre Su hijo». – The Attributes of God, por Stephen Charnock
«El Dios que la inmensa mayoría de los que profesan ser cristianos aman, se parece mucho a un anciano indulgente, que no siente ningún gusto por la locura, pero que guiña el ojo con indulgencia ante las indiscreciones de la juventud. Pero la Palabra dice: “Aborreces a todos los que hacen iniquidad” (Sal 5:5). Y también: “Dios está airado contra el impío todos los días” (Sal 7:11). Pero los hombres se niegan a creer en este Dios, y rechinan los dientes cuando Su odio al pecado se impone con firmeza a su atención». – The Attributes of God, por A. W. Pink.
- Nuestros pecados (deudas, enemistades y crímenes) requieren compensación si queremos estar cara a cara con Dios.
- Las ofensas pecuniarias requieren pago. Cualquiera con los medios puede pagar esta deuda por otro. Ningún humano tiene los medios para pagar la deuda pecuniaria de alguien ante Dios.
- Las ofensas penales exigen un castigo, y a diferencia de una ofensa pecuniaria, Dios tiene el derecho de aceptar o rechazar una sustitución en nuestro nombre
- Jesús es nuestro sustituto y paga nuestras ofensas, tanto pecuniarias como penales, y Dios acepta Su pago en nuestro favor.
Parte III: Cristo, nuestro rescate
- La salvación es la liberación de un peligro existente. ¿Cuál es nuestro peligro existente? Estamos bajo el juicio y la ira de Dios, y Jesús es nuestro rescate.
- Definiciones:
- Redentor: el que proporciona un rescate.
- Rescate: liberación de algo. En las sociedades antiguas, era el precio que se pagaba para liberar esclavos, etc.
- Expiación: expiar o satisfacer en lugar de alguien.
- Propiciación: apaciguar a una parte ofendida. Por ejemplo: «Dios es propiciado por la expiación de Cristo».
- Cristo es victorioso sobre Satanás en Su muerte en la cruz, pero eso no significa que Cristo pagó a Satanás el rescate para liberarnos (es decir, la teoría del rescate). La vida y la muerte de Cristo sirvieron para aplacar la ira de Dios contra nosotros (irae placata Deo).
Parte IV: La justificación por fe
- La justificación está relacionada con el pecado del hombre (injusto) y la santidad de Dios (justo).
- La depravación total se refiere a la contaminación pecaminosa de toda la humanidad. «Total» no se refiere a la depravación absoluta (tan malos como podemos ser). «Total» significa que es radical, afectando a toda la persona en cada área. Nuestro pecado se mide externamente por la ley e internamente por el corazón.
- Si Dios es demasiado santo para mirar siquiera el pecado, ¿cómo puede el injusto llegar a ser justo? Dios no podría pasar por alto nuestra injusticia sin renunciar a su propia justicia. Tiene que haber un mediador.
- La justificación es una doble transacción
- La justificación es término forense (es decir, un acto formal, declarativo) y una imputación de algo que no es nuestro.
- Jesús asume nuestros pecados y nosotros recibimos Su justicia. Somos «simultáneamente pecadores y justificados por Dios» (M. Lutero). Esta es la Buena Nueva, la muerte de Cristo fue mi castigo y Su vida mi justicia. Tenemos una justicia ajena.
- La justificación se aplica solo por la fe (sola fide) y es solo mediante Cristo (solus Christus).
Parte V: Bendición o maldición
- La expiación de Cristo es la culminación de siglos de la obra de Dios dentro de su pacto.
- Un pacto tiene los siguientes aspectos: un prólogo histórico del Soberano involucrado, términos y estipulaciones del acuerdo, y sanciones duales (recompensas y castigos).
- En el Antiguo Testamento (por ejemplo, Dt 28), la recompensa era una «bendición» y la sanción una «maldición».
- El significado de la bendición y de la maldición
- Una bendición para un judío significaba el favor supremo de Dios.
- «Jehová te bendiga y te guarde, Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti; y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz». (Números 6:24-26, RVR1960)
- El texto anterior utiliza el paralelismo sintético para comparar tres ideas idénticas. Las bendiciones de Jehová se comparan con el resplandor de su rostro sobre nosotros y con la elevación de su rostro hacia nosotros. Estas ideas muestran que las bendiciones son una proximidad, una cercanía, a Dios.
- Una maldición es lo opuesto a una bendición.
- Dios se aleja de nosotros, nos ha volteado la cara.
- Él es enjuiciador (opuesto a misericordioso) y ofrece turbación en lugar de paz.
- Obsérvese que los gentiles eran forasteros y extranjeros, fuera de la «casa» israelita. Nótese también que al chivo expiatorio en el Sistema de sacrificios se le transferían los pecados del pueblo ceremonialmente, y era conducido fuera del campamento al desierto. Ambos son símbolos (es decir, tipos) de una maldición.
- En la cruz, Cristo se convierte en maldición por nosotros, todas las sanciones del pacto fueron transferidas a Él (cf. Gálatas 3:8-13).
- Literalmente, Cristo fue expulsado fuera del campamento. Fue entregado a los gentiles para ser juzgado. Fue muerto en una cruz, un medio de ejecución romano, no judío. Fue crucificado fuera de Jerusalén.
- Cristo fue abandonado por el Padre cuando asumió los pecados del mundo. Fue total y completamente despojado. Sufrió el infierno en la cruz.
Parte VI: Asegurando nuestra fe
- La expiación
- Este concepto de «Expiación Limitada» (o redención particular), asociado con el acróstico TULIP, no fue introducido originalmente por Calvino ni es exclusivo del calvinismo. El debate sobre la expiación ha ocupado a la Iglesia durante muchos siglos. San Agustín y Pelagio debatieron este tema en el siglo IV.
- La expiación puede describirse como:
- «Suficiente» – la expiación tiene un valor infinito.
- «Eficiente»
- Definido como «que actúa directamente para producir un efecto».
- Los universalistas dicen que la expiación de Cristo fue «eficiente para todos» (es decir, todos son salvos).
- Nosotros no creemos que fuera «eficiente para todos», pero ¿para quién fue eficiente? Para responder a esto, debemos considerar la intención y el diseño de la expiación.
- La eficiencia de la expiación: la intención y el diseño.
- Para aquellos que no son universalistas, hay dos opciones para la intención y el diseño de la expiación:
- Opción 1: Dios destinó y diseñó la expiación para todos los hombres. (Arminianismo)
- Opción 2: Dios destinó y diseñó la expiación para ciertas personas (los elegidos). (Calvinismo)
- La posición arminiana sostiene que la obra salvífica de Cristo hace posible la salvación para todos los hombres con la condición de la fe, pero no garantiza ni asegura la salvación de ninguna persona. La expiación tiene una eficiencia limitada. No salva a nadie, pero la hace posible para todas las personas. La salvación está condicionada a la fe de la persona. La expiación y propiciación de Cristo están condicionadas al hombre. Dios puede sentirse frustrado cuando la gente lo rechaza, y Él espera que algunos se salven.
- La posición calvinista sostiene que la obra salvífica de Cristo en realidad asegura la salvación de ciertas personas y no de todas. La expiación es limitada en su alcance (o extensión). Solo son salvas determinadas personas. Dios no se frustra, y sabe con certeza que todos a los que Él aseguró la salvación por medio de Cristo serán salvos.