Dios es soberano: ejerce su soberanía al ordenar activamente todo
Fuente: https://www.monergism.com/reformation-theology/blog/god-sovereign-he-exercises-sovereignty-actively-ordaining-everything
Traductor: Valentín Alpuche
En la Biblia, la soberanía de Dios se erige como un tema central, un fundamento sobre el cual podemos comprender Su carácter, Sus obras y Su relación con la creación. Las Escrituras declaran inequívocamente que Dios es soberano (Éxodo 15:18; 1Cr 29:11-12; 2Cr 20:6; Salmo 22:28). Su gobierno y reinado se extienden sobre todas las cosas, desde la vasta extensión del cosmos hasta las minucias de la vida cotidiana. Esta exposición aclarará la profundidad de la soberanía de Dios, específicamente en lo que respecta a Su ordenación activa de todo.
El alcance de la soberanía de Dios es comprehensivo, abarcando todos los aspectos de la existencia (Dt 32:39; 1Sam 2:6-8; Job 9:12; Job 12:6-10; Salmo 33:11; Salmo 115:3; Salmo 135:6; Isaías 14:24; Isaías 45:7; Hechos 15:18; Efesios 1:11). Esto significa que nada ocurre fuera de Su decreto divino, incluyendo asuntos que podríamos considerar «casualidad» (Prov. 16:33; 1Re 22:20, 34, 37). En Su sabiduría, Dios ejerce control sobre los eventos aparentemente aleatorios de la vida, asegurando que todas las cosas estén al servicio de Sus propósitos finales.
Además, la soberanía de Dios se extiende sobre las acciones malvadas de los hombres (Gn 45:5; Génesis 50:20; Éxodo 4:21; Jue 14:1-4; Salmos 76:10; Prov. 16:4; Isaías 44:28; Amós 3:6; Hechos 2:22-23; Hechos 4:27-28). Aunque la humanidad escoja el mal, el Señor, en Su infinita sabiduría, convierte estas obras inicuas poniéndolas al servicio de Su plan divino. De esta manera, Él preserva la voluntad humana y la responsabilidad moral, mientras sigue dirigiendo el curso de la historia de acuerdo con Su voluntad.
Del mismo modo, Dios ejerce su soberanía sobre las acciones de los espíritus malignos (1Sam 16:14-16; 1Re 22:19-23; 1Cr 21:1/2Sam 24:1), así como sobre las buenas acciones de los hombres (Juan 15:16; Efesios 2:10; Filipenses 2:12-13). Incluso las acciones de los ángeles buenos están bajo Su orquestación divina (Salmo 103:20; Salmos 104:4). Esta verdad ofrece consuelo y seguridad, sabiendo que las fuerzas de la oscuridad y la luz están, en última instancia, al servicio de los propósitos del Todopoderoso.
Las operaciones de toda la creación caen bajo la mano soberana de Dios (Gn 8:22; Salmo 104:5-10; Salmo 104:13-14; Salmo 104:19-20; Marcos 4:39). Las acciones de los animales (Números 22:28; 1Re 17:4; Salmos 29:9; Jeremías 8:7; Ez 32:4; Dan 6:22), así como los ritmos naturales de la tierra, están sujetos a Su gobierno. Como Creador y Sustentador, la soberanía de Dios se demuestra en el intrincado funcionamiento de Su obra.
A la luz de la soberanía absoluta de Dios, al hombre no se le permite cuestionar Sus actos soberanos (Job 33:12-13; Isaías 29:16; Isaías 45:9-10; Mateo 20:1-16; Romanos 9:19-24). Hacerlo es colocarnos en una posición de juez sobre Aquel que es infinitamente sabio, justo y bueno. Como criaturas finitas, no podemos comprender el alcance completo de Su plan o las intrincadas formas en que Él entrelaza los eventos de la historia para lograr Sus propósitos. Por lo tanto, nuestro papel es someternos humildemente a Su voluntad, confiando en que Él está obrando todas las cosas para Su gloria y nuestro bien supremo.
En conclusión, la Biblia presenta una comprensión comprehensiva de la soberanía de Dios, que abarca todos los aspectos de la creación y su historia en desarrollo. Esta verdad profundamente estimulante sirve para fundamentar nuestra fe y proporcionar consuelo, sabiendo que nada está fuera del control de nuestro Dios Todopoderoso. En respuesta, somos llamados a una vida de reverencia, introspección y humilde sumisión a Su divina voluntad, reconociendo que Él ordena activamente todas las cosas para Su gloria y nuestro beneficio eterno.