Extranjeros buscan a Jesús
Introducción
Pueblo del pacto, todos los acontecimientos alrededor del nacimiento e infancia de Jesús nos revelan que Dios estaba en control soberano de todos los detalles. Por ejemplo, Dios envía a su ángel durante el sueño de José para decirle que María no le había sido infiel. Y también que el embarazo de María era por obra milagrosa del Espíritu Santo. Además, nos dice que todo eso sucedió como cumplimiento de la profecía del profeta Isaías, lo cual es una manera de decir que Dios ya había anunciado de antemano lo que iba a suceder. Es muy hermoso, hermanos, saber que nada sucedió por casualidad, sino por la mano poderosa y sabia de Dios. Y nuestro pasaje no es la excepción. Igualmente vemos al Dios soberano permitiendo que cada evento se desarrolle según su plan y control divinos. Esta noche meditaremos sobre Mateo 2:1-12 bajo el siguiente pensamiento clave: Milagrosa y soberanamente los magos del oriente son conducidos hasta Jerusalén para anunciar que ya había nacido el rey de los judíos. Desarrollaremos tres puntos:
a) La llegada de los magos a Jerusalén (2:1-3)
b) Los preparativos de Herodes para matar a Jesús (2:4-9)
c) Los magos encuentran y adoran al niño Jesús (2:10-12)
La llegada de los magos a Jerusalén (2:1-3)
Mateo 2:1-2 dice que el nacimiento de Jesús atrajo a extranjeros que llegaron a Jerusalén buscando al rey de los judíos que había nacido. Los ‘magos’ eran del oriente, lo cual es una forma de decir que venían de tierras lejanas más allá del territorio de Israel. Es decir, eran gentiles, paganos, que estaban buscando al nuevo rey. Esto nos enseña, desde un principio, que la obra de salvación que Jesucristo vino a cumplir era para todo el mundo: tanto judíos como gentiles. La salvación de Cristo es para todas las naciones, y eso, por la gracia de Dios, nos incluye a nosotros.
Los magos, que muy probablemente eran sacerdotes paganos también, eran personas sabias, que estudiaban los astros celestes y otras cosas interesantes. No eran magos en el sentido de brujos o charlatanes, sino personas muy educadas que incluso servían en la corte de los reyes. Y eso indica que la salvación de Jesús no solo es para todas las naciones, sino también para todas las clases sociales: ricos, pobres, educados, ignorantes, etc. No hay hombre que no necesite la obra salvadora de Cristo.
Por otro lado, en nuestro pasaje vemos que hay una idea importante acerca de los reyes. Jesús nació “en días del rey Herodes”, uno de los reyes más crueles que ha existido en la historia del pueblo de Israel y en la historia del mundo también. Pero los magos no llegan buscando al rey Herodes, sino “al rey de los judíos”. Deben saber que Herodes, el rey de los judíos, impuesto sobre ellos por el emperador romano, era mitad judío y mitad idumeo. Por eso los judíos nunca lo aceptaron completamente como su rey, ya que no era judío de sangre pura. Pero Herodes, ya viejo para este tiempo, no podía tolerar la idea de que alguien más lo quisiera deponer como rey porque él se consideraba como el único y verdadero rey de los judíos.
Pero curiosamente, los magos llegan buscando “al rey de los judíos”. Eso, sin duda, llamó mucho la atención de Herodes. Algo más, e igualmente de importante, es el hecho de que los magos no solo llegan buscando al verdadero rey de los judíos que había nacido, sino que, dijeron: “venimos a adorarle”. Eso estaba más allá de lo que se esperaba de un rey. Ni siquiera Herodes había pedido a sus súbditos que lo adoraran. Esto significa que el rey Jesús que había nacido no solo era rey que atraía a extranjeros, sino que era, especialmente, divino. Era uno que debía ser adorado. Y el carácter divino de Jesús queda confirmado porque los magos dicen: “Porque su estrella hemos visto en el oriente”. Dios, usando la profesión de los magos de observar los astros celestes, les muestra una estrella que les anunciaba el nacimiento de Jesús. Esto, sin duda, dejó a Herodes y a toda Jerusalén turbados, es decir, conmocionados, perplejos, inquietos, nerviosos.
La razón era porque Herodes era un rey malvado que mataba a cualquiera de quien sospechara que lo quería quitar de su puesto de rey. Había mandado a matar a su madre, su esposa y varios de sus hijos. No tenía piedad de nadie. Los judíos, ante esta noticia, sabían que Herodes iba a planear algún plan malvado para matar al nuevo que había nacido.
Los preparativos de Herodes para matar a Jesús
Pues eso fue lo que sucedió. Al enterarse Herodes de la caravana de magos del oriente y de que venían preguntando por el rey de los judíos que había nacido, procedió inmediatamente a tener una reunión con “todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo” para preguntarles dónde había de nacer el Cristo, es decir, el Mesías, el verdadero rey de los judíos. Los principales sacerdotes eran la clase gobernante y rica de Israel, y los escribas eran los expertos en la ley de Dios y en el Antiguo Testamento. Herodes quería asegurarse exactamente dónde debía nacer el Mesías que los judíos tanto esperaban.
Pues, los líderes gobernantes y religiosos de Israel le dijeron que el Cristo debía nacer en Belén de Judea porque así estaba escrito en el libro del profeta Miqueas en el Antiguo Testamento. Y citaron Miqueas 5:2 que dice: “Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel”. Herodes había dado el primer paso de su plan destructor. Los líderes judíos debían estar sumamente emocionados de que extranjeros vinieran a buscar al Mesías que ya había nacido. Debieron prepararse para recibirlo, pero, por temor a Herodes, fueron indiferentes a su rey que había nacido. Sólo dieron la información que Herodes quería, pero no fueron en busca de Jesús. Por eso el apóstol Juan dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11).
Para no equivocarse en ningún detalle, Herodes ahora procede a llamar en secreto a los magos, y, asimismo, les preguntó a detalle “el tiempo de la aparición de la estrella”. Herodes no solo quería saber el lugar del nacimiento de Jesús, sino también su edad aproximada.Se informó tanto de los líderes de Israel como de los magos. Los magos no deben considerarse como que sabían cada detalle del nacimiento de Jesús; simplemente no era así. Primero, llegan preguntando dónde había nacido Jesús porque simplemente no sabían en qué ciudad o pueblo había nacido. Segundo, Mateo 2:8 dice que Herodes, de la información que recibió de los líderes de Israel, los envió a Belén, cosa que los magos no sabían. Tercero, los magos no conocían a Herodes y por lo tanto no se imaginaban la clase de rey malvado que era y los planes que estaba tramando para matar a Jesús. Dijo a los magos: “Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore”. Después de escuchar al rey, salieron en busca de Jesús, es decir, creyeron la malvada mentira del rey Herodes.
Los magos encuentran y adoran al niño Jesús
Pero detrás de los planes perversos de Herodes, el plan perfecto de Dios se estaba desarrollando también; Dios soberanamente estaba usando a los magos y a Herodes mismo para dar a conocer al mundo el nacimiento de su Hijo Jesús. Se nos dice que la estrella de Jesús, que vieron que se levantó en el oriente de repente, apareció nuevamente y los guio hasta la casa donde estaba el niño. El Dios soberano que es creador de las estrellas usó a esta estrella milagrosamente para indicar a los magos el lugar donde estaba Jesús. Por eso los magos al ver la estrella se regocijaron con muy grande gozo. Por fin, después de recorrer miles de kilómetros llegaban al final de su viaje. Ahora verían al niño Jesús en persona, al verdadero rey de los judíos, al rey del universo mismo. Este era un niño singular, ya que merecía ser adorado por extranjeros. Dice el texto que entraron “en la casa” y allí estaba el niño con su madre María. Noten bien, que los magos llegaron después de que Jesús nació, de modo que ya José y María con el niño se habían ido a una casa, y no estaban en el establo de animales donde nació Jesús.
Los magos no dudaron en adorar a Jesús; ellos se postraron a tierra ante el rey Jesús y lo adoraron. Y como muestra de su adoración verdadera y del respeto que tenían a Jesús le ofrecieron los regalos que llevaban para él: oro, incienso y mirra.
Finalmente, Mateo 2:12 nos dice que otra vez Dios interviene soberana y milagrosamente para frustrar los planes del malvado rey Herodes. En sueños, Dios les avisó que no regresaran a avisar a Herodes, sino que regresaran a su tierra por otro camino.
Conclusión
No era el tiempo de que Jesús muriera. Su hora, como dice Juan evangelista a menudo, no había llegado todavía. Herodes simplemente no podía destruir los planes divinos. El niño Jesús tendría que crecer, sufrir, morir y resucitar para salvar a su pueblo de sus pecados. ¿Cómo reaccionas ante Jesús, el rey del mundo? ¿Respondes con odio como Herodes? ¿Con indiferencia como los líderes de Israel? ¿O con regocijo y adoración como los magos del oriente? Dios nos ayude a no odiar ni ignorar a su Hijo Jesucristo, sino a postrarnos ante Él y adorarlo. Amén.
(Este sermón se predicó el 6 de febrero del 2022 en la Iglesia Reformada Valle de Gracia, y la grabación está disponible en Sermonaudio. Todo el servicio se puede ver en nuestro canal de YouTube.)