Catecismo de Heidelberg DS 7 – Williamson
Día del Señor 7
G. I. Williamson
LECTURAS BÍBLICAS: Hebreos 11; Hechos 16:11-15; Efesios 2:1-10
20. Entonces, ¿salva Cristo a todos los hombres que perecieron en Adán?
No; únicamente aquellos que por una fe verdadera son injertados en Él y reciben todos Sus beneficios.
21. ¿Qué es la verdadera fe?
La verdadera fe no es solamente un conocimiento seguro, por el cual tengo por verdadero todo lo que Dios nos ha revelado en Su Palabra, sino también una firme confianza que el Espíritu Santo obra en mi corazón por el Evangelio, de que no sólo a otros, sino también a mí, Dios me otorga gratuitamente la remisión de los pecados, la justicia eterna y la salvación, meramente por gracia, únicamente por los méritos de Cristo.
22. ¿Qué es, entonces, lo que un cristiano necesita creer?
Todo lo que se nos promete en el Evangelio, lo cual los artículos de nuestra fe cristiana católica e indudable nos enseñan resumidamente.
23. ¿Cuáles son estos artículos?
I. Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
II. Y en Jesucristo, su unigénito Hijo, nuestro Señor;
III. Que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María;
IV. Sufrió bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos;
V. Al tercer día resucitó de entre los muertos;
VI. Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso;
VII. Desde allí vendrá a juzgar a vivos y muertos.
VIII. Creo en el Espíritu Santo.
IX. Creo en una santa Iglesia católica, en la comunión de los santos;
X. El perdón de los pecados;
XI. La resurrección de la carne;
XII. Y la vida eterna.
Cuando una persona dice: «De alguna manera tengo fe en que todo saldrá bien», en realidad no tiene fe, sino esperanza; la persona espera que todo salga bien. De nuevo, la gente a veces usa la palabra fe cuando debería usar la palabra deseo. Se dice: «Si crees una cosa con suficiente fuerza, seguramente sucederá». Lo que esto significa realmente es que el deseo o la voluntad de uno es tan fuerte que de alguna manera la realidad externa se ajustará a él. Desde este punto de vista, la fe es algo que sale del hombre y se impone al mundo exterior. Desde este punto de vista podríamos decir: «La fe es la causa de las cosas que se esperan, la productora de las cosas que aún no se ven». Pero esa no es la verdadera fe.
La verdadera fe es algo completamente distinto. Es diferente, en primer lugar, porque viene a mí desde fuera. De hecho, solamente existe una realidad. No es lo que yo imagino, sino lo que Dios ha hecho que sea. Por tanto, lo que necesito para tener verdadera fe es información fiable sobre esta realidad. Y esto es exactamente lo que Dios me ha dado en su santa Palabra. En su Palabra, la Biblia, aprendo sobre la creación, la caída del hombre y todo el plan de salvación. Cuando recibo correctamente esta información, empiezo a tener fe. Así, la Biblia define la fe exactamente de forma opuesta a la falsa definición tan común hoy en día. «La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (Heb 11:1). En otras palabras, se produce en mí por el poder que me llega a través de la revelación de Dios en la Biblia. Tomemos como ejemplo la creación del mundo. «Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que se veía» (Heb 11:3). Así que, Dios me dice en su Palabra, la Biblia, los datos fácticos sobre la creación. Yo no proyecto esto a partir de mi propia imaginación. No, Dios me los inyecta mediante su revelación. Los verdaderos datos de la realidad forman la convicción dentro de mí. Por eso dice el apóstol: «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Ro 10:17).
Podemos ilustrarlo de forma sencilla pensando en un niño pequeño y su madre. ¿Por qué confía en su madre, pero es tan tímido con los demás? ¿Se debe a algo que el niño ha hecho para generar confianza en la madre? ¿O se debe a lo que ha hecho la madre? Obviamente, se debe a lo que ha hecho la madre. Ha cuidado de su hijo desde que nació, y el niño sabe, y está convencido, de que se puede confiar en ella. Es precisamente la falta de datos comparables con respecto a los demás lo que hace que el niño sea tímido cuando se acerca a ellos. La fe del niño es algo producido desde fuera, y lo mismo ocurre con la fe cristiana. De hecho, únicamente el cristianismo proporciona una fuente para la verdadera fe, porque sólo existe una realidad y esa realidad es la que Dios ha revelado en la Biblia.
Por tanto, surgirá la pregunta: «¿Por qué, entonces, algunos hombres creen cuando escuchan el mensaje de la Biblia, mientras que otros no?». La respuesta es que dos cosas son esenciales para la fe. La primera es la revelación que Dios nos hace en la Biblia y ya hemos visto por qué es así. La otra cosa esencial es la capacidad de recibir esta revelación. Pero esta capacidad no está presente en nosotros por naturaleza. Por eso Jesús dijo: «El que no naciere de nuevo no puede ver…[o] entrar en el reino de Dios» (Jn 3:3,5). Esto es así porque «el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente» (1 Cor 2:14). Es por esta razón que la Biblia dice que debemos ser «vivificados» por el poder del Espíritu Santo (Ef 2:5). Cuando el Espíritu de Dios hace esta obra que comúnmente se llama «regeneración»), un hombre estará dispuesto a recibir la verdad de la revelación divina (Fil 2:13).
Lo que sucede dentro del corazón cuando un hombre «nace de nuevo» es comparable a lo que sucedió visiblemente en algunos de los milagros de Cristo. Él hizo que los ciegos vieran y que los muertos volvieran a la vida. Cuando a un ciego se le devolvió la vista, pudo volver a ver. Cuando un muerto resucitaba, podía moverse de nuevo. Y así es como el hombre nacido de nuevo (o regenerado) por el poder del Espíritu Santo puede comprender ―y convencerse de― el contenido del mensaje bíblico. Así, desde el exterior llega la información (o los datos) que produce la fe en el hombre capaz de recibirla. Y es el Espíritu Santo quien cambia al hombre por dentro para que tenga la capacidad de recibir esa información de manera salvadora.
Entonces, el conocimiento es lo primero que se tiene cuando la luz de la verdad de Dios es recibida por un hombre regenerado. La persona comienza por fin a comprender el universo real en el que vive. Comienza a verse a sí mismo como una criatura, en un universo creado y lleno de sentido, que tiene un gran destino, etcétera. Comprende que el hombre cayó, pero también que Jesús vino a morir por los pecadores. Cuando el verdadero conocimiento de estas cosas (así como de otras) se forma en la mente de ese hombre, no puede dejar de conducir a la convicción. Un hombre que entiende estas cosas no puede dejar de ver la importancia de ellas. Comprenderá su propia necesidad de salvación. Así que el conocimiento, en el hombre regenerado, siempre lleva a la convicción. Y esto, finalmente, lo lleva a uno a confiar en el Señor Jesús para la salvación eterna. La verdadera fe ―la fe salvadora―siempre incluye conocimiento, convicción y confianza.
Una pregunta que se hace a menudo es: ¿Cuánto necesito saber ―y creer― para ser salvo? La respuesta, en principio, es ésta: Debo creer «todo lo que Dios nos ha revelado en su Palabra». Si Dios nos dice algo claramente en su Palabra, entonces ―si tenemos verdadera fe― lo recibiremos. No lo rechazaremos para poner nuestra confianza en nuestra propia mente o razón en vez de en la Biblia. El ladrón en la cruz cerca de Jesús no tuvo tiempo de aprender mucho. Pero creyó todo lo que el Señor Jesús le dijo. Y así debe ser con todos los verdaderos creyentes. Sin embargo, las cosas más básicas están resumidas en el primer credo de la iglesia cristiana, el Credo de los Apóstoles. Es el contenido de este credo lo que consideraremos en las próximas secciones de nuestro estudio.
PREGUNTAS SOBRE LA LECCIÓN
- ¿Cuáles son algunas de las cosas que la gente llama fe y que en realidad no son fe en el sentido bíblico?
- ¿Cuál es la fuente última de la fe de un hombre, si es fe verdadera?
3. ¿Por qué algunos creen cuando escuchan el mensaje de la Biblia, mientras que otros no?
4. ¿Cuánto de la Biblia necesita creer una persona para ser salva?
PREGUNTAS PARA EL ESTUDIO Y LA DISCUSIÓN
- Puesto que para tener verdadera fe debemos tener información fiable sobre el mundo, sobre nosotros mismos y sobre Dios, es esencial saber que la Biblia es fiable. ¿Por qué podemos estar confiados en que la Biblia es fiable?
- Supongamos que existe una persona que cree en Dios, reconoce su propia pecaminosidad y acepta que la Biblia es la Palabra de Dios. Cree gran parte de lo que enseña la Biblia, pero no puede aceptar la idea de la resurrección de entre los muertos. Le suena demasiado a cuento de hadas y es demasiado materialista para su forma de pensar. ¿Significa esta dificultad que no tiene verdadera fe (cf. 1 Cor 15:12-19)?
- Discuta la opinión común de que una persona cree en Cristo y luego nace de nuevo (se regenera) como resultado de su fe. ¿Cuál es la fuente de la fe según este punto de vista? ¿Cuál es la naturaleza de la fe según este punto de vista? ¿Cómo contradice esta opinión la enseñanza de Efesios 2:1-10?